10 de mayo de 2025
Nace en Winchester (Tennessee),1912, en el seno de una familia presbiteriana que le inculcará valores que le acompañarán toda la vida: austeridad, humildad y una profunda espiritualidad. Su hermano y él serán los primeros estudiantes del pueblo que acudirán a la Universidad, y se licenciará en Derecho con honores en Yale (1936). En 1938 comienza a trabajar en Wall Street y, hasta la venta de su fondo en 1992, desarrollará una carrera como inversor que le llevará a ser reconocido como uno de los mejores inversores de la historia.
Su filosofía de inversión es tan simple como efectiva: «compra barato y vende caro». A esta máxima le añadirá un elemento decisivo: la diversificación. En 1939 invierte 100 dólares en cada una de las 104 empresas de la Bolsa de Nueva York cuyas acciones valían un dólar o menos. Total de la inversión: 10.400 $. Cuatro años después, en plena Guerra Mundial, y a pesar de la bancarrota de alguna de las empresas participadas, logra una plusvalía de más 40.000 $. La diversificación le permite compensar el fracaso de algunas inversiones con el éxito de la mayoría. Otro elemento clave: el momento de la inversión, lo que Templeton llama el «el punto de máximo pesimismo». El pesimismo extremo siempre ofrece grandes oportunidades.
En 1954 crea el Templeton Funds, lo que para muchos es considerado el primer fondo de inversión moderno. Será el pionero en la inversión global pues será el primero en invertir en nuevos mercados financieros internacionales («el crecimiento de la prosperidad en el mundo será mayor cuando todos podamos invertir en el progreso del resto»). A comienzos de la década de los 60 John Templeton realiza importantes inversiones en Japón: mientras la economía estadounidense crecía al 2,5% (PER 19), la japonesa lo hacía al 10% con una valoración del PER de las empresas del 4. En 1986 infrapondera este mercado y dirige sus intereses hacia otros países del lejano oriente, evitando así las consecuencias de la caída de economía japonesa.
La filosofía de inversión de John Templeton podemos resumirla acudiendo a los postulados que guiaron su labor:
- Nunca seguir a la mayoría: imposible tener una rentabilidad mejor que la mayoría si no haces algo diferente a la mayoría.
- Evitar las modas: demasiados inversores estropean cualquier método de selección de acciones o cualquier fórmula para conocer el mercado.
- Comprar en época de pesimismo: el momento de máximo pesimismo es el mejor para comprar acciones y la época de máximo optimismo es el mejor momento para venderlas.
- Diversificar buscando oportunidades en todo el mundo: aquel que no necesita diversificar es quien acierta el 100% de las veces.
- Buscar precios bajos: comprar lo que la mayoría vende, cuando la gente pregunta ¿Dónde hay buenas perspectivas? se equivoca, la pregunta correcta es ¿Dónde están los pronósticos más desalentadores?
- Mantener la mente abierta: no elegir permanentemente el mismo tipo de activo o el mismo método de selección de acciones.
- «Esta vez es diferente»: para John Templeton las cuatro palabras más peligrosas del mundo de la inversión.
Nuestro protagonista siempre quiso alejarse de las modas, las tendencias, el ruido, y las influencias de Wall Street. Por ello, en 1960 se instala en Bahamas donde reconocerá que consiguió mejores resultados que cuando tenía su actividad en Nueva York. Persona profundamente espiritual, crea en 1987 una fundación filantrópica por cuyo reconocimiento llega a ser nombrado Caballero (Sir) por Isabel II (tenía la nacionalidad británica desde 1960). Falleció en Nassau (Bahamas) en 2008.
Alejandra Blanco González