2 de noviembre de 2024
Cuando nos encontramos con un cambio social, político, económico, o tecnológico que tiene impacto en un período de tiempo prolongado (más de una década), y con una incidencia global y transversal en nuestra realidad, estamos delante de una Megatendencia. Un motor de cambio estructural que tendrá profundas consecuencias a nivel económico, político y social. Es la fuerza de un crecimiento futuro. En esta entrada descubriremos cuatro Megatendencias para ver si podemos considerarlas guías para planear una inversión a largo plazo.
Los países más desarrollados se enfrentan a un cambio en la estructura de su población: el envejecimiento cada vez es mayor por el descenso de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida. Esta longevidad beneficia a sectores como la Salud (hospitales, farmacéuticas, ópticas…), Turismo (hoteles, cruceros…), y Previsión Social (aseguradoras). Al mismo tiempo, en los países menos desarrollados la población no deja de aumentar, lo mismo que sus ciudades (se estima que en 2050 el 70% de la población vivirá en ciudades). Son necesarias décadas de inversión para atender las necesidades de agua, saneamiento, e infraestructuras. Por si fuera poco, la ONU prevé una población de más de 11.000 millones de habitantes en 2100, una buena parte procedente de las clases medias, lo que hará que su número crezca y también su consumo. Todo esto hace que el mundo esté inmerso en una transformación demográfica.
Sorprendentes fenómenos meteorológicos dan prueba de un cambio climático provocado por un calentamiento global que se ha venido desarrollando desde el inicio de la Revolución Industrial, con su consiguiente aumento de emisiones de CO2. De no corregirse, los efectos pueden ser muy negativos para nuestro planeta. Para evitarlo, desde hace años, tanto la sensibilización social como el espíritu normativo de los legisladores plantean desafíos sociales y medioambientales. Hablamos de Sostenibilidad, y de todo ello se beneficiarán las empresas comprometidas con estos objetivos que sean capaces de dar soluciones a los retos medioambientales a los que se enfrenta la Tierra, ya sea porque son eficaces en la lucha contra el cambio climático, o porque tienen la capacidad de adaptarse a los nuevos requisitos y exigencias.
El modelo económico mundial se ha modificado en las últimas décadas: los países emergentes han desarrollado mercados que contribuyen decisivamente al crecimiento económico global, ofrecen grandes oportunidades, y presentan retos únicos. Al mismo tiempo, el poder adquisitivo en estos países no cesa de aproximarse al de los países industrializados, aumentando así la demanda de bienes de consumo y el desarrollo económico de una clase media que no deja de crecer y que busca adoptar estilos de vida muy parecidos a los occidentales. Oxford Economics estima que el consumo privado en los países emergentes será mayor que el de los desarrollados en el año 2035.
Establecer aquí una relación de las innovaciones tecnológicas que hemos conocido en los últimos años podría hacer que esta entrada quedara anticuada en poco tiempo. El desarrollo imparable de la tecnología promete un crecimiento exponencial de un sector que facilitará nuevas herramientas a todos los ámbitos de nuestro entorno social y laboral: Big data, inteligencia artificial, robótica, biotecnología, digitalización, blockchain, e-learning, conectividad, ciberseguridad, fintech… Nuevas empresas se convierten en proveedores universales desarrollando utilidades de las que se benefician quienes se aprovechan de la tecnología más avanzada.
Alejandra Blanco González