25 de enero de 2025
Hace 17 años surge un medio de pago que no requiere de bancos centrales o de administradores. Una moneda digital que funciona mediante una red P2P, verificando las transacciones a través de criptografía y registrándolas en un libro de contabilidad (Blockchain) propio y público que otorga a esta moneda las características de esta tecnología: irreversible, distribuida y segura. Estamos ante un tipo de activo electrónico que depende de la criptografía y de una cadena de bloques para adquirir valor: el Bitcoin.
El algoritmo que dirige Bitcoin fija la emisión de un número determinado de monedas cada vez que se añade un bloque a la cadena. Ese número será cada vez menor con el paso del tiempo. En 2009 cuando se realizó la primera transacción en Bitcoin, y se añadió el primer bloque de información, se emitieron 50 monedas. Cuando se alcanzaron los 200.000 bloques en la cadena, el número de nuevas monedas se redujo a 25, y así seguirá disminuyendo, aproximadamente cada cuatro años, hasta que se emitan los 21 millones de Bitcoin previstos. El final de la emisión de las últimas monedas se estima para el año 2140.
A la generación de nuevos bloques se le conoce como «minería». Todos los «mineros» de la red compiten por ser los primeros en encontrar una solución al problema criptográfico de su bloque candidato, necesitan una solución válida para que el bloque esté minado y obtener monedas. Es un proceso de prueba-error que hace costosa la generación de nuevos bloques. Cuando un «minero» encuentra una solución, lo transmite al resto de la red (a los demás nodos). Si es válido, el resto de nodos lo retransmiten y lo agregan a la cadena, esto se repite hasta que el bloque ha llegado a toda la red. Así aparecen nuevos Bitcoin. La cadena de bloques tiene el historial de posesión de todas las monedas, desde su emisión hasta su actual dueño.
Las transferencias de Bitcoin se realizan de manera parecida a cómo se envían transferencias en los bancos de forma tradicional. Si A quiere enviar un Bitcoin a B debe trasladar su petición al sistema. Una vez recibida la orden, ésta pasa a formar parte de un bloque y la red comprobará la veracidad de los datos de A (persona física que está ligada a un número de cuenta registrada y posee el Bitcoin que quiere transmitir). Una vez verificados los datos, el bloque con la información se incorpora a la cadena, la transferencia queda registrada, y el dinero se mueve de una cuenta a otra. Sin embargo, un déficit del sistema es su escasa escalabilidad: mientras VISA es capaz de realizar 20.000 transacciones por segundo, Bitcoin sólo es capaz de ejecutar entre 4 y 7 transacciones en ese tiempo.
Hoy en día, y pese a las numerosas controversias sobre su viabilidad, eficacia, e incluso impacto medioambiental (en 2021 la minería de Bitcoin consumió ese año la misma electricidad que Argentina), esta criptomoneda acapara todo el protagonismo mediático, económico, y político. A la fecha de esta entrada, el número de Bitcoin en circulación supera los 20 millones y ya sólo queda el 5% restante hasta que se complete su número en 2140. Este dato es esencial para entender su éxito: se trata de un recurso finito, esto condiciona su valor y la expectativa de su crecimiento, y lo distingue del resto de criptomonedas e, incluso, de las monedas fiduciarias, cuyo suministro puede aumentar según las políticas gubernamentales. A fecha de hoy, el valor de un Bitcoin es de 105.091 dólares, hace justo un año era de 40.024 $, y el 25 de enero de 2023 alcanzaba los 22.609 $ (la inversión en esta moneda permite la adquisición de una parte de la unidad).
Varios hitos recientes han condicionado el impulso de esta moneda, como fue la adquisición masiva por millones de internautas durante la pandemia del COVID19, o la aprobación por las autoridades norteamericanas de la comercialización de fondos de inversión de Bitcoin. En la actualidad, el respaldo de la nueva Administración norteamericana, así como la cada vez más extendida aceptación como medio de pago han facilitado su revalorización y el aumento de la volatilidad y especulación entorno a esta criptomoneda. Para los detractores, se sigue encarando un fenómeno incierto, de insuficiente regulación, pleno de incertidumbres tanto técnicas, como legales o comerciales. Para otros, se trata de una inversión con una rentabilidad del 262% en un año, y del 464% en dos años…
Alejandra Blanco González