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95 AÑOS DEL CRACK DE 1929 (y 3): consecuencias

24 de octubre de 2024

El gran impacto de la crisis de la Bolsa de Nueva York no sólo fue inmediato: en 1929 quebraron 40 bancos, dos años después, en 1931, quebraron 2.000. Los particulares que tenían sus ahorros en el banco retiran todos sus depósitos movidos por el miedo a perder su dinero, los préstamos que se concedieron para especular en la Bolsa, obviamente, fueron irrecuperables. Esta quiebra bancaria impacta de manera mortal en la economía pues paraliza la financiación: la producción nacional se reduce a la mitad y más 100.000 empresas cierran. En 1932 el PIB ha disminuido desde el Crack de la Bolsa tres años antes un 27%. Este momento histórico se conoce como La Gran Depresión, será la crisis económica más duradera, más profunda y la que afectará a más países en todo el siglo XX.

La sociedad norteamericana afronta en 1932 más de 12 millones de desempleados, un cuarto de la población activa. Se dispara la indigencia y aumenta la criminalidad. Las ciudades se llenan de viviendas vacías (los propietarios no pueden hacer frente a las hipotecas). La crisis se manifiesta de manera cruel en la agricultura: en 1931 el gobierno libera los stocks y esto hunde los precios, el valor de las cosechas disminuye un 60%. Pero la crisis es global, el comercio internacional disminuye más de un 60% y el contagio es inmediato a otros países. En 1931 Reino Unido y otros países abandonan el patrón oro, Francia lo hará en 1936, Alemania, muy dependiente de préstamos americanos que ya no existen, apuesta por la autarquía. En general todos los países apuestan por el proteccionismo y por combatir la crisis apostando por estimular la deflación. No se consiguen los resultados deseados y aparecen movimientos nacionalistas autoritarios.

En Estados Unidos el gobierno Hoover intenta afrontar la crisis aplicando las recetas del liberalismo clásico (reducción de gasto público, bajada de los salarios, altos tipos de interés para reducir el crédito). Considera que la causa de la crisis viene por el exceso de oferta y apuesta por la deflación. Esto ahonda las consecuencias de la Gran Depresión. En 1933 es elegido presidente F.D. Roosevelt y cambia la política económica aplicando el “New Deal” inspirado por un grupo de intelectuales (“Brain Trust”) entre los que destaca J.M. Keynes, éste señala al hundimiento de la demanda como la causa de la crisis y apela a la intervención del Estado para estimularla. El equilibrio del mercado tendría que venir por el aumento de la demanda y no por la disminución de la oferta, para conseguirlo, el Estado tiene que estimular la inversión y acudir al déficit público. Se impulsa el consumo elevando los ingresos de la población: se promueve el aumento de salarios y la limitación de horas de trabajo, protección social para garantizar el poder adquisitivo, inversión en obra pública, ayuda a los bancos participando en su capital, se devalúa el dólar para generar inflación, en agricultura se estimula el descenso de producción pagando a los agricultores que dejan de producir…

Aunque, en general, se considera al Crack de 1929 el hecho histórico que da inicio a la Gran Depresión, hay consenso en afirmar que no fue ni su prólogo ni su causa, sino su síntoma más dramático. Por cierto, no todo el mundo perdió: Helena Rubenstein, la gran dama de la industria cosmética (en feroz rivalidad con Elizabeth Arden) vendió su negocio estadounidense en 1928 a Lehman Brothers por 7,3 millones de dólares de la época, lo recuperaría poco después por menos de un millón.

Alejandra Blanco González